¿Alguna vez sentiste que tus reportes de bugs “no sirven” porque siempre te piden aclaraciones?
Te entiendo. Duele cuando pasaste media hora documentando un fallo… y aún así el desarrollador te escribe: “No puedo reproducirlo, ¿tenés video?”.
Vamos directo al grano. No es tu culpa. Pero sí hay algo que podés ajustar hoy mismo para que eso deje de pasar.
Reportar un bug no es escribir un párrafo.
Es dejar un camino tan claro que cualquiera pueda seguirlo sin perderse.
Y acá es donde muchos tropiezan:
Describen el error, pero no el contexto. Enumeran los pasos, pero dejan afuera uno “mínimo”. Ponen una captura, pero sin el momento exacto en que todo falla.
¿El resultado?
Retrabajo. Ping-pong de mensajes. Tareas que se alargan más de lo necesario.
Vos no querés eso. Y el equipo tampoco.
La verdad incómoda:
Un buen report no depende del error.
Depende de vos.
Tu habilidad para contarlo.
Tu precisión.
Tu forma de dejar el terreno listo para que otro avance sin pedir permiso.
Y la buena noticia es que esto se aprende rápido.
El método que funciona (y que podés usar hoy mismo)
Pensalo así: tu bug report tiene que responder estas cinco preguntas simples:
¿Qué pasa y dónde?
Un título breve, directo y sin relleno.
¿Desde qué punto partiste?
Las precondiciones. El contexto exacto. El rol. La cuenta. La versión.
¿Cómo llego al error paso a paso?
Nada de frases generales. Acciones puntuales y numeradas.
¿Qué debería pasar vs. qué pasó?
El contraste. La pieza que destraba discusiones.
¿Cómo lo veo con mis propios ojos?
Captura, video o log. Sin evidencia, el reporte cojea.